¿Un aviso de que en cualquier momento blanquea con el doctor Juan Pablo Fioribello? La actriz, actual integrante del elenco de Brujas, anuncia que atraviesa un momento bisagra en su vida. Decilo, Andrea, decilo…
ANDREA TRABAJA EN LA CALLE CORRIENTES, EN LA OBRA BRUJAS.
En pocos días, Andrea del Boca (53) celebrará sus
cincuenta años de trayectoria arriba del escenario, la columna vertebral
de su vida, que hoy la encuentra haciendo Brujas, en el Teatro Astros.
La mamá de Anna comenzó una etapa de renovación que no sólo incluye a
la actriz sino también a la mujer, desde lo estético y emocional. “Investigué
un poquito y no hay muchos casos en el mundo que haya una persona que
tenga cincuenta años de trayectoria con una edad como la mía, y que haya
sido una carrera ininterrumpida”, dijo.
–¿Y cómo lo vivís? –Con mucho orgullo porque no
sólo depende de mí, sino también de mi familia, que me acompañó, del
público que me siguió, y de muchos compañeros que me acompañaron. Por
eso no puedo mentir la edad tampoco, je, je. Creo que mentir la edad es
tener una mala relación con los años vividos, con las risas y las
lágrimas que uno haya pasado. Si tenés una buena relación con la vida
que pasaste, con las elecciones que hiciste, con las cosas que a veces
te encuentran, que otras buscaste… no va. Sacarte años es sacarte
identidad.
–¿En qué momento te llegan estas bodas de oro con la actuación?
–Nunca imaginé llegar a estos cincuenta años y tampoco hacerlo arriba de un escenario, que es la cuna de la actuación. No creo en las casualidades. En mi carrera siempre se dieron las cosas por casualidad, pero con una causa. Y creo que esto también. Volver al teatro, a la Avenida Corrientes, en temporada, con Brujas, que es una marca registrada, una de las obras que estuvo más años en cartel, es un privilegio. Es un volver a enamorarme, un reencuentro conmigo, con el público. Creo que, a partir de ahora, empieza una nueva etapa como mujer y como actriz.
–Nunca imaginé llegar a estos cincuenta años y tampoco hacerlo arriba de un escenario, que es la cuna de la actuación. No creo en las casualidades. En mi carrera siempre se dieron las cosas por casualidad, pero con una causa. Y creo que esto también. Volver al teatro, a la Avenida Corrientes, en temporada, con Brujas, que es una marca registrada, una de las obras que estuvo más años en cartel, es un privilegio. Es un volver a enamorarme, un reencuentro conmigo, con el público. Creo que, a partir de ahora, empieza una nueva etapa como mujer y como actriz.
–No lo hice en estas cinco décadas, no me pasó. Siempre los hago cuando
llega mi cumpleaños. Tengo mi cuaderno donde voy haciendo anotaciones y
luego veo qué voy haciendo. Pero no me pasó de tener crisis de los
treinta, los cuarenta y ahora los cincuenta. No son poca cosa cincuenta
años de carrera, y el otro día empecé a hacer un balance. Por un lado,
me tendría que jubilar por los años de trabajo. Pero por mi edad no
puedo. Entonces me pregunté qué cosas me vuelven a enamorar para seguir
explorando, para seguir con este matrimonio que tenemos con el público.
Con la gente fuimos creciendo juntos. No soy de arrepentirme de las
cosas. Sí, quizá, de una sola cosa… Cuando estaba en Italia, que había
empezado mi carrera como cantante en España, me ofrecieron hacer una
película, y decidí volverme por amor. Y, con el tiempo, pensé que si no
me hubiera vuelto, hubiese sido otra vida. Tal vez, hubiese hecho la
película, me hubiese quedado y enamorado allá. Pero en ese momento sentí
que tenía que priorizar mi vida sobre mi carrera. Era chica, se trataba
de mi primera relación.
–Fue con Silvestre… –Mi carrera me ayudó a
darme cuenta de algunas elecciones que hice en la vida. Por ahí, lo que
atraía de mí, de mi carrera y de ser una persona independiente y no la
típica mujer que se quiere relacionar para casarse, tener hijos y que la
mantengan, en algún momento eso se transformaba en un peso, en una
molestia en la relación, peor que si hubiese engañado con un amante. Y
mi carrera me ayudó a darme cuenta de quiénes estaban por quien soy y no
por lo que significo. Es un proceso duro entenderlo pero también es
bueno tenerlo de aliado para que me abra los ojos. Soy de relaciones
largas. Me costaba darme cuenta. Después, con mi hija, se ordenó más mi
vida. En realidad, porque cuando nació mi hija fue mi único vínculo que
pudo desbancar a mi carrera. Hubo momentos de mi vida en que dejé de
lado a la mujer, no por obligación sino por decisión propia. Creo que
ahora hay cosas que se empiezan a relajar más porque mi hija ya es mayor
de edad, empieza a tomar sus propias decisiones. Mi carrera ha
renacido. Y ahora es tiempo para darle espacio a la mujer.
–No, no… No incluye a nadie. Ahora puedo darme el tiempo como mujer de
conocer a alguien o empezar una relación, dándole su espacio y su
tiempo. Hoy me siento más plena para dedicarle tiempo a una pareja.
Estoy más sólida para estar abierta a qué suceda. Me encantan los
pequeños grandes gestos, no la alhaja. Hay mensajes muy lindos y
halagadores por redes, pero soy de la vieja escuela, le dejo al
caballero que despliegue lo suyo.
–¿Te gustaría casarte? –La verdad, nunca nadie
me propuso casamiento. Creo que nadie domina a nadie. El amor tiene que
ser libre. La gente me dice que me ve distinta. En los últimos tiempos
pasaron cosas que necesitaba poner en orden, y en eso el doctor ayudó
muchísimo, puso luz.
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